Se conoce por este nombre al cambio en la frecuencia de una onda como consecuencia del movimiento relativo entre emisor y receptor. Observamos este efecto numerosas veces en la vida diaria. Cuando un coche se nos acerca a gran velocidad, percibimos que el sonido del motor es más agudo que cuando se aleja de nosotros. Esta percepción se debe al hecho de que cuando el coche se acerca, las ondas sonoras emitidas parecen juntarse y aumenta su frecuencia; al contrario, cuando el coche se aleja, las ondas parecen separarse, lo que hace que la frecuencia disminuya. Este efecto es muy importante en astrofísica, donde el efecto se produce en ondas de luz. Cuando un objeto que emite luz, como una estrella o una galaxia, se acerca a nosotros, vemos sus ondas de luz con mayor frecuencia de la que fueron emitidas: las vemos desplazadas al azul. Si se aleja de nosotros, vemos que su luz se desplaza al rojo. Es el famoso «desplazamiento al rojo» de la luz. Como además el efecto es tanto más intenso cuanto mayor sea la velocidad entre el emisor y el receptor, podemos usar el efecto Doppler para calcular la velocidad de las estrellas y galaxias respecto de nosotros. El efecto recibe su nombre del físico austríaco Christian Doppler.